Anxo y Oscar: Menudo debate os traéis. Imposible seguiros. Estoy de acuerdo en todo con Anxo y solo en parte, 50-50, con oscar. Será porque Anxo y yo somos de la ultraderecha española como todo el que no es del bloque. O fascistas porque todos los caciques gallegos son fascistas y los que les votan, al parecer, también. Como los del Psoe y los del PP son lo mismo, pues
claro, fascistas también. Todas estas ideas sectarias son sacadas, como resumen, de este foro.
En este debate del 22 de julio veo, yo claro está, sensatez en lo que dice Anxo y apasionamiento bastante utópico y lleno de lugares comunes en Oscar. Esto también refleja la gran diferencia de edad ente Oscar por un lado y Anxo y yo por el otro. El apasionamiento y la utopía pueden ser incluso virtud en la juventud pero los lugares comunes denotan irreflexión y yo tengo mejor concepto de Oscar. A lo mejor tengo que retirar lo de apunta maneras.
Como seguiros en el debate es imposible por la gran cantidad de ideas que soltáis en media página, os contaré por si es de interés para vosotros, o para quien lea esto, algo de mi experiencia con el ingles.
Empecé tarde a estudiarlo, solo cuando me percaté de que era imprescindible para mi profesión. Por eso respondo a esa definición de español que circula por ahí, español es un señor que se pasa la vida estudiando ingles sin conseguir aprenderlo.
Nunca he conseguido aprender medianamente bien el ingles pero sí he aprendido a comunicarme usándolo a plena satisfacción a lo que me ayudo mi mujer. En los primeros tiempos me preocupaba hablarlo y pronunciarlo correctamente. Vano intento que lo único que conseguía era inhibirme de usarlo y me producía complejo, aislamiento e ineficacia. Cuando ya sabia algo más, notaba como mis interlocutores me miraban con cara rara y despectiva como preguntándose donde aprendería a hablar este elemento. Seguía con una relación ineficaz Hasta que un día me lleve a mi mujer conmigo en un viaje a USA. Ella, que no sabe una palabra de ingles, se dirigía a todo el mundo en fluido español como si también fuesen hispanohablantes. Resultado, a ella le prestaban atención y no a mí. Y eso que mi mujer está muy lejos de ser espectacular. En la mayoría de los casos acababan buscando alguien que hablase español cosa que en los EEUU es relativamente fácil, mal que les pese a los nacionalistas gallegos.
Aprendí la lección. Nada de intentar la perfección imposible ni el acento más adecuado, hay que buscar que el interlocutor acepte tus limitaciones y ponga tanto interés como tu en comprenderte. ¿Cómo se consigue? Desde aquella fecha, entro siempre hablando español a raudales. Cuando el interlocutor me mira sorprendido le pregunto si habla español, primero en español y luego, si no me entiende, en ingles. ¿Cómo reaccionan? Invariablemente, primero buscando alguien que hable español y luego pidiéndote disculpas por no saberlo. Es el momento oportuno. Entonces le hablas en ingles y no solo te presta gran atención sino que acaba felicitándote por tu buen ingles y te responde despacio y sencillito con lo que la comunicación está asegurada.
Hay que dejarse de complejos y dejar a un lado el miedo a hacer el ridículo. Al fin y al cabo, tú sabes español y un poco de ingles y el solo sabe ingles. Algunos en este foro han estado ridiculizando a los españoles que, hablando ingles o francés, no pueden dejar la j y la r tan fuertes en nuestra pronunciación. Pobrecitos de ellos, o se apean del burro y se lanzan al ruedo como si fuesen los mejores o no saldrán de la nada. Claro que quizás en la nada es donde les gusta estar.