De paso, una vacuna contra la insolidaridad

La vacuna para aplacar de forma definitiva la progresión por venas y arterias al VIH parece demorarse para perjuicio de una buena parte de los afectados.

Por Juan De Sola | Pontevedra | 27/05/2010

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Hasta la fecha, solo hemos logrado conocer la inversión de millones de dólares y euros en buscar una solución a través de ensayos clínicos que no logran saltar de la probeta a la farmacias hospitalarias y convencionales.

Es una lástima que una de las pestes del siglo XX y principios del XXI no tenga una respuesta contundente de la ciencia (33,4 millones, según datos de ONUSIDA). Y no será por los incansables intentos de los entregados investigadores que no logran dar con la vía de entrada, la debilidad de un virus que se acomoda en el sistema inmunitario, haciéndose pasar por amigo siendo su peor enemigo. Actúa con el estilo propio de los que te pasan la mano por la espalda hasta la extenuación y cuando reaccionas has perdido la capacidad de respuesta. Nuestras madres nunca nos dejarían jugar al balón con él, "por si acaso".

Somos muchos los que deseamos que desde el laboratorio más remoto del mundo llegue una mágica combinación; fruto del conocimiento, la dedicación y una desmedida vocación por aportar un fórmula de desarrollo real a la humanidad.

Es evidente que, en la mejor de las hipótesis, emerge una batería de dudas, en formato de preguntas: ¿la futura vacuna será universal?, ¿se cumplirán los derechos humanos en su dispensación?, ¿volverá la salud a ser un negocio con activos muy rentables?

Estas dudas, en formato de preguntas, no son infrecuentes a medida que reflexionamos sobre la historia de este virus y sus altos costes sociales y humanos.

El Virus del Inmunodeficiencia Humana aterrizó con discreción en los años 80, aunque nunca quedó descartado que su aparición fuese anterior a la década mencionada. La OMS no reconoce un diagnóstico que permita hundirnos en sus raíces más de allá 30 años, que parecen proceder de un país del África subsahariana. Pero, en este caso, la procedencia es más interesante para los científicos y sociólogos que para las distintas sociedades que ocupan el mapa mundial.

Las preocupaciones sociales se centran más en esquivar el impacto de una composición vírica de muy complejo manejo y control. Sólo la TARGA ha sido capaz de generar una revolución socio sanitaria en una parte del planeta: Revertir situaciones que hasta el año 1998 eran irreversibles. Hay otras dos terceras partes del mundo que todavía continúan instalados en esa involutiva fecha. En una de las peores fronteras que divide la vida de la muerte. A un lado, se menciona el termino de la cronificación, al otro, solo queda esperar acontecimientos y, en el mejor de los casos, un golpe de fortuna que llegue con el pasaporte de la suerte biológica y científica.

Es curioso porque uno de lo estudios más sonados se centró en el comportamiento del cuerpo de un reducido grupo de mujeres africanas que ejercían la prostitución. A pesar de un elevado nivel de exposición, eran capaces de acunar el germen del virus hasta dormirlo eternamente en sus entrañas.

No fue una vía definitiva para acariciar una solución. Simplemente, quedo publicada en las inagotables referencia médicas y científicas. En este caso, existió una relativa ‘dicha’ para estas mujeres, contra los millones de enfermos que comprueban como su organismo abre las puertas, de par en par, a las enfermedades oportunistas.

El acceso a los fármacos que conceden una recomposición a los CD4, células cerebro del sistema inmune, están a miles de kilómetros en unas tan impolutas como inalcanzables oficinas de farmacia. Lejos de esto todo mengua sin remedio. El consumo de la existencia adquiere un ritmo de vértigo, si el gobierno no viola una patente – caso del Brasil de Lula Da Silva - para que la población tenga una opción de atenuar los letales efectos de un virus que camina inexorablemente hacia el SIDA. Sin embargo, estos casos no dejan de ser residuales, por desgracia.

Así pues, solo queda mirar a la comunidad científica y apretar los puños con impotencia, exigiendo que "de paso, una vacuna contra la insolidaridad".

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Juan De Sola Xornalista de Onda Cero Radio e corresponsal da axencia Efe Pdte Agareso - Reporteiros Galegos Solidarios 16 anos de exercicio como profesional da comunicación Recoñecementos: Mérito Social Pentenciario polo proxectos de comunicación para o desenvolvemento no centro penitenciario de A Lama Recoñecemento da asociación galega de radiodifusión pola reportaxe 'Mariñeiro no porto de Meloxo - O Grove' no afundimento do Prestige