Por Javier Dorado | | 26/09/2010
Las declaraciones que se ha marcado ayer acerca de la supresión de la subvención -que no del servicio- de Noitebús le ponen a la altura de la política barata y sin escrúpulos que los gallegos deseamos conocer desde la lejanía, a años luz. Se ha jactado de superar la barrera de lo comedido y se ha hinchado a decir barbaridades, una detrás de otra, sin reparar en el daño que está generando a la política en general y a su partido en particular.
Responsabilizar a un político, en este caso al presidente Feijóo, de las muertes que se produzcan en la carretera de ahora en adelante por no subvencionar autocares nocturnos para que los menores se vayan de botellón, le deja en muy mal lugar.
Espero que entienda que en época de crisis y de vacas flacas es de recibo marcar unas prioridades, y éstas pasan, por ejemplo, por políticas activas de juventud que ascienden a más de 900 millones de euros que abarcan desde la movilidad hasta el empleo pasando por la vivienda o el deporte entre otros. Eso por no hablar de una Lei de Xuventude, la que su grupo no tuvo reparos en rechazar hace tres años en el mismo Parlamento.
Mire, no sé si lo recuerda. Hace apenas 18 meses usted regentaba una consellería en el Gobierno Bipartito, aquel que dejó hipotecado a la Xunta para los próximos ¡40! años.
A la vista de su asentamiento, no tuvo el más mínimo escrúpulo en que esto sucediese, y en que sus nietos paguen, ahora y en el futuro, los desatinos de una nefasta gestión que cada día que pasa se descubre aún más putrefacta.
8.404 millones de euros por su incompetencia, y 2.600 por su sumisión al Gobierno de España. ¡Vaya legado deja usted a Galicia!
Y por lo que se ve su desfachatez no remata aquí. ¿Cómo se atreve a darle lecciones de austeridad al propio Feijóo? Dice que seis consellerías son suficientes para el Gobierno de la Xunta, mientras que usted participaba en uno de trece que despilfarraba dinero a mansalva.
Si quiere le recordamos los cuatro millones de euros que se gastaron en la Sala del Consello, las sillas a 3.200 euros, los coches de lujo de casi noventa millones de pesetas... ¿Y todavía es capaz de mirarle a la cara a los gallegos?
Mire, déjelo estar. Dedíquese a cuidar a sus caballos y deje al Ejecutivo gobernar, que así lo han decidido los gallegos.
Que le vaya bonito, Pachi, lejos del poder pero bonito.