Los días pasan y los sondeos se mantienen imperturbables. Quince puntos en intención de voto separan, apenas a unos días del inicio de la campaña oficial, al PP triunfante del PSOE que ha gobernado los últimos ocho años. Nada parece modificar esta foto, demasiado fija ya tras mantenerse así los últimos cinco meses. Nada. Ni la renuncia de Zapatero, ni la certeza de que la crisis ataca por igual a los países de nuestro entorno, ni los recortes en servicios públicos impulsados por los gobiernos autonómicos del PP ni siquiera el comunicado de ETA, anunciando el cese definitivo de la violencia, parecen suficientes argumentos para recortar una diferencia que parece, ya, prácticamente insalvable.