La llegada de los nacionalsocialistas al poder en Alemania supuso cambios
radicales en la política interior y exterior del país. Durante la República de Weimar
las relaciones hispano-germanas habían transcurrido sin grandes sobresaltos.
Pero ahora, el gobierno de Madrid veía con cierto recelo el encumbramiento
del Fuhrer. Aunque estas reticencias no se reflejaron inmediatamente en
los contactos diplomáticos, pronto se produjo un cierto distanciamiento causado
por ladesaparición de la base de intereses comunes y por la nueva situación
en el interior de Alemania, en donde Hitler y sus secuaces se dedicaron a la difícil
tarea de consolidar su posición. Oficialmente, el Gobierno español se abstuvo
de cualquiertoma de posición contra el nuevo régimen germano, sin embargo
los círculos políticos de la izquierda y su prensa adoptaron unaactitud de
enérgico rechazo, acompañada por manifestaciones violentas y, en ocasiones,
por ataques físicos a ciudadanos alemanes y a sus bienes.
Los resultados del rechazo intelectual del Reich se hacían especialmente patentes
en ladisminución de la influencia alemana en el terreno cultural. En consecuencia,
la Embajada, encabezada por Welczeck, buscaba los medios adecuados
para contrarrestar la propaganda hostil de los periódicos de la izquierda,
liderada según palabras del propio Embajador por El Socialista y Mundo
Obrero, seguidos por El Sol, La Voz y Luz. Estas publicaciones denuncian
vehementemente las medidas dictatoriales del gobierno nacionalsocialista, tales
como la quema de libros y las normas dictadas para eliminar a laprensa de oposición.
También El Liberal, Lo Libertad, Heraldo de Madrid y Ahora deciden
no publicar nada favorable sobre los cambios introducidos paulatinamente por
los gobernantes nazis. A ellos no sólo les preocupa la política interna de Hitler,
sino también su actitud belicosa hacia el extranjero2.
Viñas, 1974:10.
2 Sobre la actitud de los periódicos españoles en los inicios del régimen hitleriano vid, la obra de
Mercedes Semolinos Hitlery la prensa de la II República española.
Los periódicos ABC, Epoca, El Debate y La Nación mantienen, por el
contrario su talante amistoso hacía el Reich3.
Los móviles de la izquierda española para su rechazo frontal del nacionalsocialismo
eran, fundamentalmente, ideológicos. Mientras la República de
Weimar y suconstitución habían servido, en muchos aspectos, como modelo, el
desmantelamiento de la organización republicana-democrática del Estado germano
hizo temer al gobierno hispano influencias negativas sobre la de por
si conflictiva situación política en España.
Francia aprovechó estas circunstancias para desencadenar extensas campañas
de propaganda, para las cuales se servía de la prensa española afin a sus intereses.
Muchos periódicos de Madrid recibían no sólo material informativo,
sino también subvenciones financieras por su labor anti-germana. Las quejas
presentadas en este sentido por Welczeck ante el Gobierno de Madrid no surtieron
ningún efecto %
En vista de la situación, era vital para los intereses germanos, organizar en
España servicios eficaces de información del Reich. Conscientes de esta necesidad,
desde la ascensión de Hitler al poder, tanto los representantes del partido
nacionalsocialista en España (Auslandsorganisation: AO) como la sede diplomática
germana en Madrid multiplicaron sus esfuerzos por abrir nuevos
cauces propagandísticos, produciéndose entre ambas instituciones frecuentes
choques por el control de los mismos.
También en Berlin existían problemas de competencias respecto a la propaganda
en España. Al margen del Ministerio de Asuntos Exteriores («Auswártiges
Amt») el Ministerio de Ilustración y Propaganda empleaba personas más
identificadas con la ideología nazi que los funcionarios diplomáticos para
cumplir tareas especiales. Entre ellos se encuentra el Consejero Secreto Dr. Heide,
Director de un «Servicio Extranjero de Prensa» («Ausland-Pressebtiro
GmbH») en Berlin que, a su vez, empleaba en el extranjero personas de confianza,
que tenían la misión de suministrar informaciones utiles para la preparación
de material propagandístico para cada país. En los años 1934-36, el
Dr. Heide intervino activamente con informes y sugerencias sobre la organización
de un servicio de noticias en España, que fuera lo más adecuado para la
mentalidadhispana.
Nos encontramos, por tanto, entre los años 1933 y 1935 en suelo español
con diversas organizaciones propagandísticas germanas que actuan de forma independiente,
haciéndose, con frecuencia, la competencia en vez de colaborar
entre sí, creando de esta manera notable confusión. La Embajada en Madrid intentará,
a lo largo del año 1935, coordinar a todas ellas y de hacerse con su control.
Analizaremos, a continuación, los protagonistas y los hechos.