Por Mar Barcón | A Coruña | 08/02/2010
Y es que desde el principio de este rocambolesco asunto, el mayor interés de Núñez Feijoo ha sido el de vincular el debate en torno a la ley con el futuro de la fusión, hacer un paquete con el conjunto y envolverlo en “el aldraxe”. Su principal baza, hasta el momento, ha sido el éxito de esta estrategia, en la que le han acompañado, consciente o inconscientemente, sectores de lo más variopinto. La realidad es que Feijoo no quiso tener una ley en otoño, cuando intentaba facilitar la “operación Cajamadrid”, tal y como Blesa ha dejado claro en sendas entrevistas hace apenas una semana. Luego el Presidente de la Xunta creyó que su “autoritas” bastaría para doblegar la voluntad de Gayoso and company y finalmente, ante su propio fracaso, trazó lo que, sobre el papel, era una salida maestra: una ley expres que le permitiera controlar ambas asambleas en apenas dos meses, bendecir la fusión y conseguir una entidad única que, presumiblemente, siguiera mirando a Madrid.
En este camino Feijoo se envolvió en la bandera gallega para construir un discurso de “quiero salvar el poder financiero de los gallegos” al que, sorprendentemente, le han dado cobertura algunos medios importantes y agentes sociales con responsabilidad. Así, los nacionalistas comparten pancarta con el responsable de haber impedido que Galicia tuviera un Estatuto renovado y nuevas competencias y financiación. Los empresarios, siempre defensores de la solvencia y la importancia de los impositores de las Cajas, admiten sin protestar que se niegue por ley la representación que les correspondería en el Consejo a los municipios con más depósitos y emprendedores. Los sindicatos, que se llenan la boca defendiendo el papel de las entidades sociales, no levantan la voz ante el hecho de que el tercer sector tenga representación decidida a dedo por la Conselleira de Facenda, en un ejemplo de nepotismo propio de otras épocas. Periodistas de rigor contrastado, siempre atentos a denunciar cualquier pérdida de calidad democrática en las instituciones alaban, sin enrojecer, una norma que cambia las mayorías para aprobar fusiones y SIPs a través de una burda maniobra que elimina la referencia a los estatutos de las Caixas (dado que en Caixanova se exigían los 2/3 para aprobar la fusión).
En suma, Feijoo ha conseguido que muchos – no todos – hagan tabla rasa y le permitan enunciar una ecuación perversa, aquella que afirma que el fin justifica los medios. Así, el Presidente de la Xunta, subido al balcón de Monte Pío y envuelto en la bandera patria grita.. “quieren atacar a Galicia”. Qué bella imagen.. como aquella de Pujol denunciando el ataque a Cataluña cuando se investigaban las chapuzas de unos chorizos en el caso “Banca Catalana”.. Qué buen recurso es poner el sentimiento nacional – aquél que no quiso reconocer en el prólogo del Estatuto - delante cuando a uno le falta la razón… En esta orgía de amor a la tierra hemos oído de todo.. desde quien afirma que Pachi Vázquez no apoya la ley “por ansia de poder” (¿?!).. obviando lo fácil que le hubiera sido al Secretario Xeral del PSdeG llegar a un acuerdo rápido, aprobar la ley, mirar para otro lado y pactar los nombramientos que hubiera querido. Escuchamos a la ínclita Conselleira de Facenda afirmar que el 50% de los 2/3 era “praticamente o mesmo” que los 2/3 del 50%.. cosa harto preocupante viniendo de quien dirige nuestra política presupuestaria… Hemos leído que “Ferraz” no quiere la fusión… aunque nadie se anima a explicar bien por qué… en fin.
Si Feijoo defendía tanto la capacidad financiera de este país, por qué se empeñó en poner en riesgo la ley convirtiéndola en un compendio de artículos de dudosa constitucionalidad?. Si su único objetivo es garantizar la solvencia de las dos entidades, por qué no se sienta tranquilamente con ambas y hace una propuesta rigurosa que puedan conocer los miembros de ambas asambleas?. Por qué, si sólo busca lo mejor para los ahorros de los gallegos y las posibilidades de las empresas, se empeñó en restar representación a los grandes ayuntamientos? … En cualquier caso, Feijoo tiene ahora la oportunidad de demostrar cuánto le importa Galicia y sus Cajas; la Vicepresidenta se lo dijo alto y claro: “sólo tiene que cambiar la ley”. El PSdeG le explicó dónde: en el Parlamento gallego. Lo demás, son fuegos artificiales.