Quejíos...

Corre mirando adelante, soportando el frío y sin hacer caso al agobio de los brazos de los nerviosos competidores. Lleva mucha ventaja en esto del aguante; ni el frío es como aquél cuchillo afilado del Estrecho ni el pelotón de juniors ávidos de triunfo pueden hacerle temblar como los albergues, las redadas, la policía..

Por Mar Barcón | A Coruña | 16/12/2010

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 Merzougui corre y sonríe. Gana. Vuelve a sonreir y aún más cuando Ayad Lamdassem, aquél que le acogió cuando no era más que una sombra clandestina, cruza la meta como Subcampeón absoluto de Cross. Merzougui gana y no siente el frío, ni el dolor en los pies, ni siquiera nota el quejío en el alma que paraliza a Nuria Fernández, desolada ante el desenlace de la Operación Galgo en la que se ha quedado enganchada su gran amiga Marta. En el frío de la Albufeira, España se lame las heridas, pero Merzougui sabe que en la profundidad del Atlántico el dolor es más oscuro.

 
Hapiness quiso nacer antes de finalizar la travesía. Rodeada de niños y mujeres que sólo buscan una oportunidad para no morir de hambre, vió por primera vez un mundo que no le tenía reservado privilegio alguno. Hapiness nació en una patera como tantas otras, de esas repletas de hambre y desesperanza que viajan detrás de la quimera del bienestar y no saben que el bienestar se conjura para esquivar pateras… A Hapiness la salvó la piel tibia de un guardia civil que no quiso resignarse a ver morir a una niña, que la envolvió y le regaló una vida nueva, en un país que ya no la obligará a irse, mientras el Estrecho espera una nueva víctima en busca de la supervivencia.. En el otro lado del mundo, donde el neón es más reluciente y la abundancia se cuenta en dólares, las olas se tragan setenta vidas desesperadas cercadas por el hambre. Se ve que el “efecto llamada” es, sencillamente, el miedo a la miseria.
 
Las calles de Roma se incendian tras el escandaloso episodio que permite a Berlusconi evitar la censura. Il cavalieri posa, sonríe, acaricia velinas y se mofa de un país entero, compra voluntades y sobrevive a costa de la miseria de unos pocos. Italia vive avergonzada de la miseria moral que permite continuar en el poder a quien no tiene principios ni escrúpulos. Las calles de Roma se estremecen con el quejío colectivo de un país que un día fue el centro del mundo y hoy no es capaz de desterrar de las instituciones la degradación moral de un miserable y sus secuaces. Berlusconi sonríe y posa. Italia llora su miseria.
 
“Granada no tengas miedo de que el mundo sea tan grande..”. La letra de un granaíno difunto, Carlos Cano, suena desgarrada en el Teatro Isabel la Católica. Estrella Morente, en su canto más triste, despide a su padre, el gran Enrique Morente, con la Habanera Imposible. El flamenco, como Estrella, ha quedado huérfano. Morente, el cantaor humilde que puso voz y arte a la poesía más culta como a las piezas más populares, el músico capaz de cantar a Lorca, a Hernández, a los flamencos más clásicos o a Leonard Cohen. Hoy, antes de que el quejío de su hija le dijera adiós, a Enrique le despidieron poetas y amigos, gentes que admiraron al maestro, que vibraron con el timbre seco de su voz, que le siguieron mientras caminaba por los caminos de la fusión, que admiraron con él al Picasso poeta, que vibraron escuchando sus homenajes a Mairena y a los que siempre les quedará Granada.. aunque el mundo sea tan grande.

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